Administrar una flota eficaz requiere comprender las diferencias entre arrendar y poseer los vehículos de flota, así como determinar qué opción es la mejor para sus objetivos comerciales.
Elegir la opción correcta en muchos casos depende de una sencilla pregunta financiera: ¿Sería más rentable para mi empresa comprar los activos o arrendarlos?
¿De qué manera te afecta esta decisión?
El aspecto principal de una decisión de arrendar contra ser propietario de una flota son las repercusiones en el flujo de efectivo, tanto a corto como a largo plazo. Dicho de manera sencilla, en un contrato de arrendamiento, una compañía incurrirá en pagos cada mes hasta que el vehículo sea vendido o pagado, sin que se requiera un pago inicial. En el caso de la propiedad, es necesario que una compañía incurra en el pago de una cantidad total única en el momento en que se adquiere el vehículo, y dicho capital estará inmovilizado hasta el momento de la reventa.
El arrendamiento de vehículos de flota es por lo general la respuesta para flotas con 25 o más vehículos con el fin de permitir a la compañía conservar el capital en el momento del contrato.
Arrendamiento de flotas: Qué se debe tomar en consideración
Debido a que se necesita menos capital al inicio para adquirir los vehículos, las compañías que eligen la opción de arrendamiento pueden liberar fondos para otras inversiones.
En la mayoría de los estados, se aplicarán impuestos sobre el alquiler en cada pago de arrendamiento, contra el precio total del vehículo.
El arrendador, no el comprador, se encarga del financiamiento.
Posesión de vehículos de flota: Qué se debe tomar en consideración
La posesión es una opción atractiva para las compañías con acceso a capital excedente o durante las épocas en las que las tasas de interés son altas.
El impuesto sobre la venta se aplica al precio total del vehículo en el momento de la entrega.
El comprador se encarga del financiamiento.